El radón es un elemento químico perteneciente al grupo de los gases nobles, incoloro e inodoro. En los últimos años, el interés por el gas radón se ha visto incrementado tras los estudios que demuestran su incidencia directa sobre la aparición de determinados tipos de cánceres. Estamos, por tanto, ante una amenaza para la salud.
El gas radón se encuentra de forma natural en el terreno, especialmente en suelos de zonas graníticas, en aguas de montaña no depuradas o en paredes rocosas de multitud de cuevas. La amenaza surge como consecuencia de la exposición humana a elevadas concentraciones de este gas, lo cual puede ocurrir, incluso, dentro de nuestra propia vivienda.
El radón que circula subterráneamente avanza hacia la superficie terrestre, pudiendo penetrar en las viviendas a través múltiples vías: pequeñas grietas en suelos, uniones entre paramentos, fisuras en torno a cables y tuberías, o a través de pequeños huecos y poros existentes en la construcción. En general, el radón suele alcanzar concentraciones más elevadas en sótanos, bodegas y estancias que están en contacto directo con el terreno.
Cómo se mide
El gas radón se mide en una unidad llamada bequerelios por metro cúbico (Bq/m³). La Unión Europea ha fijado recientemente el límite considerado admisible en 300 Bq/m³, valor que entrará en vigor en 2018. Esta es la concentración de radón que consideran umbral de referencia, a partir de la cual cabría tomar medidas correctoras para evitar males mayores. En Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental norteamericana ha establecido el límite de referencia en menos de la mitad: 148 Bq/m³. En Galicia, muchas son las regiones donde la concentración de radón supera el valor de 300 Bq/m³.
Para medir la concentración de gas radón en una vivienda existen distintas opciones en el mercado. La más intuitiva sería buscar a través de internet algún instrumento de medición específico que nos permita efectuar a nosotros mismos esta medición, ¡pero ojo!, se trata de una alternativa con alto grado de incertidumbre, pues la precisión y calibración de estos aparatos rara vez habrá acreditado los estándares de calidad exigibles.
La Universidad de Santiago de Compostela tiene a disposición de cualquier particular un servicio de medición de gas radón, de calidad y fiabilidad contrastadas. En realidad, las posibilidades son dos:
- Medición integrada: mediante la instalación de un sencillo dispositivo que podemos colocar nosotros mismos, se realiza una medición por un periodo no inferior a 3 meses. Los resultados serán analizados en laboratorio para la emisión de un informe final.
- Medición en continuo: la medición se realiza en periodos mucho menores de tiempo (3-4 días), siendo recomendable que la instalación se efectúe por técnico debidamente cualificado. Se trata de una alternativa igualmente fiable cuando la urgencia de los resultados apremia.
Cómo se evita
En la construcción de una vivienda nueva, resulta relativamente sencillo prever sistemas de evacuación de gas radón. El problema en la actualidad se encuentra en todas aquellas viviendas ya existentes, que por geografía se hallan encuadradas en zonas de altas concentraciones de radón. En estos casos, la solución podríamos buscarla en alguno de los siguientes modos:
Ventilación interior: en aquellos casos en que no se pueda eliminar la entrada de radón en la vivienda, debemos buscar la forma de darle salida. Dado que las concentraciones de gas al aire libre son ínfimas, se trata de ventilar la vivienda por medios mecánicos, introduciendo aire exterior en la vivienda y expulsando el aire con radón al exterior. Es lo que se conoce como ventilación mecánica. Existen distintos tipos de ventilación mecánica, siendo las más aconsejables aquellas variantes que, además de realizar la propia ventilación, son a la vez capaces de reaprovechar el calor del aire saliente para disminuir los gastos de calefacción sobre el aire entrante.
Arqueta de succión: como opción preferente en la mayoría de los casos, debemos tratar de evitar que el gas radón llegue a penetrar desde el terreno en la vivienda. Las arquetas de succión consisten en realizar una pequeña excavación registrable en el suelo y, mediante un ventilador específico, captar y expulsar el aire procedente del terreno, evacuando el gas radón a través de un tubo con recorrido a un punto suficientemente lejano. Si además la vivienda contase con forjado sanitario o similar, convendría optimizar la ventilación de este forjado para minimizar el riesgo de filtración de radón.
El gas radón es un elemento suficientemente peligroso como para tomárselo en serio. Presente en muchas viviendas, puede generar daños irreversibles sobre la salud. Si tienes dudas o buscas una solución en tu vivienda, puedes contactar con el Departamento especializado en Radón de la Universidad de Santiago de Compostela, o consultar directamente a Hume Ingeniería.
Deja una respuesta