Un problema de humedades en casa puede deberse a muchas causas distintas. Existen múltiples tipos de humedades diferentes, cada una condicionada por sus propios factores de aparición, y muchas veces estos factores tienen una mayor o menor influencia dependiendo de la propia humedad.
Hasta la fecha, en Hume Ingeniería hemos querido dar a conocer los distintos tipos de humedades, detallando sus síntomas y clasificándolas según su origen. En el artículo de hoy vamos a cambiar nuestro punto de vista, clasificaremos las posibles humedades de una vivienda atendiendo al momento en que se produce ese primer defecto que, a la postre, va a da lugar a la aparición de la humedad.
La práctica totalidad de los estudios realizados en el sector de la edificación coinciden en señalar que las lesiones se originan fundamentalmente en las etapas de proyecto y de ejecución. En concreto, nuestra experiencia propia nos permitiría inclinarnos a que son mayores los errores cometidos en la fase de ejecución que en la de redacción de proyecto. De ahí la importancia que tiene el estudio exhaustivo de los aspectos técnicos y constructivos, para que se adapten a la realidad física de la obra en vez de perderse en la excelencia de la oficina.
La experiencia acumulada en los últimos años refleja un notable incremento en patologías relacionadas con las humedades en viviendas: el fallo total o parcial en impermeabilización de terrazas y cubiertas, el inadecuado aislamiento de las cimentaciones respecto al terreno, filtraciones de lluvia por carpinterías y puntos críticos, y un largo etcétera de patologías que comprometen el confort de sus habitantes.
Las humedades no sólo inciden en las condiciones de salubridad y confort de los edificios, sino que pueden llegar a afectar a las condiciones de servicio. Por otra parte, el agua interviene en muchos otros procesos patológicos que pueden afectar a la durabilidad de los materiales y, por extensión, de las estructuras y elementos constructivos (corrosión, disgregación, pudrición, etc).
Las humedades pueden aparecer por problemas en las diferentes fases del proceso constructivo:
Etapa de proyecto:
- Adopción de soluciones inadecuadas, no adaptadas a las necesidades del edificio o las condiciones del entorno.
- Falta de definición del proyecto, de sus materiales y/o ausencia de detalles de unión, del trazado de instalaciones y canalizaciones, etc.
- Incompatibilidades entre materiales o con el ambiente al que quedarán expuestos.
- Descoordinación entre unidades de obra, que obligará a soluciones improvisadas durante la ejecución.
- Falta de consideración del mantenimiento.
Etapa de ejecución:
- Falta de cualificación del personal.
- Errores de replanteo.
- Incumplimientos de la normativa o las condiciones de puesta en obra.
- Modificaciones de proyecto.
- Cambios en los materiales.
Etapa de uso y mantenimiento:
- Ausencia de mantenimiento (de las instalaciones de evacuación, sustitución de materiales al final de su vida útil).
- Acciones indebidas sobre los materiales y elementos constructivos (impactos, interrupción de redes de evacuación, etc).
- Cambios de uso (modificación de cargas, aportes de vapor no contemplados, modificaciones en el trazado de redes).
¿El mal común en muchos casos? las humedades.
A la vista de los hechos, resulta evidente que el origen de un problema de humedades puede prestarse a muchas interpretaciones. Y es aquí donde entra en juego la cuarta e indeseada fase del proceso: el peritaje para reclamación. Dependiendo de cuál sea la causa de la humedad, la responsabilidad podrá ser imputada a distintos agentes intervinientes y, en última instancia, el coste de la reparación podría correr por cuenta del proyectista, de la constructora, de la promotora, del propietario final, del usuario y, en algunos casos, de la aseguradora. Un abanico realmente amplio donde cobra importancia la especialización a la hora de elaborar informes periciales de humedades.
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