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¿Qué dice la ley?
En el sector de la construcción, existe una normativa llamada “Código Técnico de la Edificación (CTE)” que recoge todos los cálculos y características que los edificios y sus instalaciones deben cumplir para alcanzar los mínimos exigibles. Este CTE viene siendo la “ley” que debemos cumplir a la hora de construir o reformar cualquier edificio. Por tanto, para construir una nueva vivienda o realizar cualquier reforma en nuestra vivienda actual, siempre debemos remitirnos al CTE, que nos dirá qué parámetros debemos satisfacer y en qué medida para lograr los efectos deseados y, por extensión, hallarnos dentro de la “ley”.
El CTE ya nos indica en su artículo 13.3 la necesidad de ventilar los edificios “los edificios dispondrán de medios para que sus recintos se puedan ventilar adecuadamente, eliminando los contaminantes que se produzcan de forma habitual durante el uso normal de los edificios, de forma que se aporte un caudal suficiente de aire exterior y se garantice la extracción y expulsión del aire viciado por los contaminantes”.
¿Qué significa realmente lo que dice la ley?
Lo que este artículo nos está diciendo, expresado en términos coloquiales, es que la ventilación viene siendo la sustitución del aire interior de un local por otro con mejores características. Y ya sabemos, que el mero hecho de que la “ley” contemple un capítulo específico para las ventilaciones, significa que existen unos parámetros que debemos garantizar para lograr un mínimo de calidad de vida en sus ocupantes. El agravante en el caso de la ventilación, radica en que si no alcanzamos ese mínimo estaremos no sólo incumpliendo la “ley”, sino también provocando un problema de salud en sus ocupantes, consecuencia de un aire insalubre.
En este post no queremos entrar a valorar los efectos de una mala ventilación sobre los edificios (que también sufren alteraciones por esta causa), sino que pretendemos ahondar en los efectos que genera una mala ventilación en la salud de las personas, causados por las malas condiciones de calidad del aire interior.
¿Cuáles son las consecuencias para mí y para mi familia?
De este modo, sabemos que una ventilación deficiente/inadecuada puede originar graves problemas para la salud de las personas y para las condiciones de confort en las viviendas. El principal problema que observamos en viviendas con mala ventilación, es la proliferación de moho (manchas negras) y de malos olores (olor a viejo). Cuando vemos en nuestra vivienda “manchas negras en las esquinas y alrededor de las ventanas” es porque tenemos moho (hongos) provocado en gran medida por una mala ventilación.
En cualquiera de nosotros, estos hongos pueden provocar congestión nasal, irritación de los ojos, irritación de la garganta, alergias y afecciones respiratorias como el aspergilosis o el asma. De hecho, estas consecuencias son bastante más frecuentes de lo que realmente nos pensamos. Pero las personas con un sistema inmunológico debilitado pueden sufrir infecciones mucho más graves. Estadísticamente, estas afecciones respiratorias inciden en mayor número en niños y ancianos, por lo que debemos prestar especial atención a estos grupos.
¿Qué dicen las estadísticas de los expertos?
En el 2004 el Instituto de Medicina (IOM) encontró suficiente evidencia para asociar la exposición al moho en espacios interiores a síntomas de afecciones en el aparato respiratorio superior, tos y sibilancias en personas que se consideran sanas; así como con síntomas de asma en personas que tienen esta enfermedad y con neumonitis por hipersensibilidad en personas con predisposición a esa afección inmunitaria.
El Instituto de Medicina también encontró evidencias limitadas o que parecen indicar una relación entre la exposición al moho interior y las enfermedades respiratorias en niños que de otra manera se consideran sanos.
Además una mala calidad del aire interior también puede originar efectos físicos en las personas como es el estrés. Puede informarse por sí mismo de estas y otras afecciones en la web oficial del Instituto de Medicina.
En resumen
La conclusión evidente es que una mala ventilación no sólo perjudica a nuestra vivienda, sino que supone un grave riesgo para la salud de sus ocupantes, y sus consecuencias pueden alcanzar desde problemas respiratorios en el día a día hasta enfermedades crónicas e incurables, con especial incidencia en personas bajas en defensas.
¿Cómo estar seguro de que la ventilación de tu casa es la adecuada? Si tienes cualquiera de los síntomas típicos que describimos (moho en paredes y armarios, en el contorno de las ventanas, dificultad para calentar la casa, atmósfera cargada de humedad e irrespirable…) no dudes en contactar con especialistas de confianza. La mejor garantía de que tu casa es segura: que la ventilación se ajuste a las disposiciones del Código Técnico de la Edificación.
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