Como empresa especialista en humedades, en Hume Ingeniería a menudo encontramos clientes desesperados por culpa de la humedad en casa. Y una de las frustraciones más comunes entre muchos de ellos es la madera. Los muebles de la vivienda, el parqué del suelo, los zócalos y las carpinterías… y es que la humedad es el archienemigo natural de la madera.
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¿Cómo es la madera?
La madera es un material muy habitual en la construcción. Todos en casa tenemos múltiples elementos formados por madera. Normalmente puertas y tarimas suelen ser de madera. Y con las puertas, también las jambas. Y con las tarimas, también los zócalos. Y aparte están los muebles… En fin, un montón de elementos susceptibles de estropearse por culpa de la humedad.
Existen muchos tipos de madera, fundamentalmente diferenciables por el árbol del que proceden, ya que viene siendo el que le confiere unas cualidades estéticas muy determinadas, y en el fondo, a nosotros es la vistosidad de la madera la que normalmente nos hace decantarnos por su elección. En cualquier caso, las maderas tienen una serie de componentes en común entre los que nos interesará citar dos: la celulosa, por ser la mayor responsable de la absorción del agua, y la lignina, la que repele la humedad.
¿Cómo es la madera cuando tiene humedad?
Como hemos explicado muchas veces, existen humedades de distintos tipos y a cada una le corresponde, por tanto, una solución diferente. En el caso de la madera ocurre exactamente lo mismo. Los muebles y el parqué pueden absorber la humedad proveniente de distintos orígenes, por tanto, habrá que disponer soluciones adecuadas a nuestro caso, siempre tras haber descubierto cuál es el origen.
El hecho de que un mueble tenga humedad no quiere decir que la solución vaya a ser la misma que la de otro mueble que también haya tenido humedad. En cada caso habrá que conocer de dónde viene la humedad y ponerle un remedio que se corresponda. El primer indicio de la humedad en estos casos es la apariencia, a simple vista, de las piezas de madera que se encuentran afectadas. Existen manifestaciones distintas: la madera puede oscurecer, puede doblarse, puede adquirir pelusillla… cada uno de estos síntomas nos está indicado una cosa distinta.
Los 3 síntomas principales
Si tenemos una pieza de madera que va cambiando de tonalidad, muy probablemente sea debido a un contacto directo con el agua exterior. Bien por filtración del exterior o bien por ascenso de la humedad del terreno por capilaridad, cuando la madera absorbe la humedad tiende a ennegrecer. Ya si se trata de un elemento de una carpintería y aparte de oscurecer, chorrea agua, podemos ir aventurándonos con el origen del problema…
Otro de los síntomas significativos es su cambio de volumen. A medida que la humedad va en aumento, la madera va hinchando, y de la misma manera cuando la humedad va remitiendo por efecto de la evaporación, la madera tiende a retraer hacia su estado original. Un caso muy típico es el del zócalo combado. Cuando una pared sufre humedades por capilaridad, uno de los primeros elementos en padecer la humedad es el zócalo, por encontrarse a ras de suelo. Como este rodapié suele estar amarrado a la pared, bien con puntas, bien con cola, el aumento de humedad tiende provocar que hinche solamente en la zona en la que se acumula esta humedad. La consecuencia es que esta zona hinchada tira del zócalo, que permanece amarrado en los restantes puntos, produciendo un esfuerzo de flexión en el rodapié que acaba originando su combadura, es decir, se dobla. Y si esto ocurre en el zócalo, lo mismo y peor lo sufre el parqué.
Finalmente, las piezas con pelusilla. Este problema es también muy típico en los muebles de piel, además de en los muebles de madera. En este caso la causa probable de que se nos estén estropeando los muebles es la humedad por condensación, es decir, la humedad proveniente del aire. Hay que entender que la humedad procede del interior de la vivienda y de sus condiciones, no se trata de una filtración del exterior ni de agua física que provenga de afuera. Esta pelusilla es en realidad una pequeña colonia de hongos, que se ha formado a causa de la condensación de la humedad del aire, y que en condiciones de calor y poca ventilación tiende a reproducirse.
La afectación de las maderas por la humedad va a depender de múltiples factores diversos. Desde la tipología de la pieza, las propiedades de cada madera, el clima y los agentes externos a que está sometida, hasta el propio proceso de colocación que, en caso de haber sido defectuoso, aumenta mucho las posibilidades de que la pieza se aje por culpa de la humedad.
La ventaja de la madera
La “ventaja” que ofrece la madera, es que enseguida nos avisa de la existencia de humedad. Una pieza de madera rápidamente muta su apariencia y a simple vista podemos darnos cuenta de que tenemos un problema de humedades. Llegados a este punto, es donde esta lectura puede resultarnos de utilidad: la conclusión de este artículo es que siempre debemos preocuparnos de cuál es el origen de la humedad, de lo contrario, cualquier remedio será inútil. Cada humedad tiene un origen específico, y es en el origen donde debemos atacarla para lograr acabar con la humedad. Si nos equivocamos en el diagnóstico, de nada servirán los remedios, porque estaremos tratando de solucionar un problema distinto del que tenemos. Y si en vez de enfrentarnos al origen, nos limitamos a sustituir la pieza o adecentarla, en poco tiempo la humedad habrá vuelto a hacer estragos, por lo que estaremos perdiendo el dinero y la paciencia. Si este es tu caso, aprovecha que la madera nos “avisa” y contacta con profesionales especializados.
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