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¿Qué es?
El vierteaguas de una ventana es una plataforma que se pone en la parte baja de la ventana, por el exterior, dotada de cierta inclinación para que la lluvia se vaya escurriendo sin entrar en contacto con la fachada. El vierteaguas puede ser de muchos materiales distintos (chapa de zinc, piedra, azulejo, madera…) y puede estar formado por una única pieza (del ancho total de la ventana), o varias piezas (debidamente selladas y que cubran ese ancho total).
¿Cómo y por dónde entra el agua?
En un vierteaguas bien ejecutado nunca entraría agua, pues precisamente para eso se han concebido, pero en la práctica nos cuesta encontrar vierteaguas correctamente ejecutados.
El error más común es que el vierteaguas sólo llegue hasta el encuentro con la hoja vertical que delimita el hueco de la ventana. Lo correcto sería que el vierteaguas fuese un poquito más largo y se embebiese dentro de la fachada para que, de este modo, el agua que resbala por la vertical no pueda colarse en la unión con el vierteaguas. Si el vierteaguas se empotrase directamente contra la vertical, hasta la mejor impermeabilización de esa unión se iría ajando con el paso del tiempo, pudiendo suponer un punto crítico para la entrada de agua.
Por otro lado, un problema igualmente grave es también el caso opuesto: un vierteaguas demasiado corto que no llegue hasta la vertical. En el mismo apartado englobaríamos aquellos vierteaguas compuestos por más de una pieza, siendo igual de grave poner las piezas demasiado alejadas entre sí (juntas muy anchas difíciles de sellar) como demasiado pegadas entre sí (pues en respuesta a las variaciones de temperatura, el material dilatará y una de las piezas empujará a su contigua, rompiéndola o desplazándola).
Otro defecto típico es la incorrecta inclinación. La cara exterior del vierteaguas debe estar a menor cota que la interior, hasta alcanzar una pendiente mínima de 10 grados. Es cierto que estéticamente los vierteaguas son difíciles de integrar en una fachada bonita, pero si pretendemos solucionar esa estética reduciendo la inclinación de los vierteaguas, lo que estaremos consiguiendo es que no evacúen el agua a la velocidad y rapidez necesarias, por lo que el agua tenderá a resbalar hacia ambos laterales, arrastrando la suciedad que encuentre a su paso e incluso rebabará salvando el goterón que, por cierto, nos da pie al siguiente defecto habitual.
El goterón es la muesca que presenta el vierteaguas en su cara inferior y en el extremo más alejado de la fachada. El objetivo del goterón es, precisamente, impedir que el agua que rebaba del vierteaguas por discurrir a una velocidad insuficiente, llegue a tocar la fachada. Esta agua, en su rebaba camino de la fachada, encontrará la muesca del goterón impidiéndole continuar.
Finalmente, la última causa de humedades es, tal vez, la más evidente: la distancia desde el extremo saliente del vierteaguas hasta la fachada. La finalidad del vierteaguas es conducir el agua de lluvia lo más lejos posible de la fachada hasta su vertido. Pese a ello, no dejamos de sorprendernos viendo la cantidad de vierteaguas demasiado cortos e incluso colocados a ras de fachada, con el consiguiente vertido directo sobre la fachada.
¿Cómo deberían hacerse?
Evitando todas las malas praxis que hemos descrito tendremos un vierteaguas bien ejecutado. Aquí os dejamos las prescripciones que fija el Código Técnico de la Edificación que, de un modo menos atractivo para el lector, nos hace saber las disposiciones legales en vigencia:
“Cuando la carpintería esté retranqueada respecto del paramento exterior de la fachada, debe rematarse el alféizar con un vierteaguas para evacuar hacia el exterior el agua de lluvia que llegue a él y evitar que alcance la parte de la fachada inmediatamente inferior al mismo y disponerse un goterón en el dintel para evitar que el agua de lluvia discurra por la parte inferior del dintel hacia la carpintería o adoptarse soluciones que produzcan los mismos efectos.
El vierteaguas debe tener una pendiente hacia el exterior de 10º como mínimo, debe ser impermeable o disponerse sobre una barrera impermeable fijada al cerco o al muro que se prolongue por la parte trasera y por ambos lados del vierteaguas y que tenga una pendiente hacia el exterior de 10º como mínimo. El vierteaguas debe disponer de un goterón en la cara inferior del saliente, separado del paramento exterior de la fachada al menos 2 cm, y su entrega lateral en la jamba debe ser de 2 cm como mínimo.
La junta de las piezas con goterón deben tener la forma del mismo para no crear a través de ella un puente hacia la fachada.”
Conclusión
Como podréis haber ido deduciendo, los defectos más comunes en los vierteaguas se deben normalmente a pequeños detalles muy sencillos de prevenir en obra mediante una correcta ejecución, pero de difícil resolución en caso de tratarse de una fachada ya terminada. Por suerte si este es vuestro caso, en Hume Ingeniería encontramos soluciones a cualquiera que sea el caso ¿quieres que estudiemos el tuyo?
Rubén dice
Después de años con humedades en las ventanas he conseguido eliminar esta problemática de forma rápida y económica, gracias a Hume Ingeniería.