¿Cómo hacer una prueba de agua en la terraza? El artículo de hoy dará respuesta a esta pregunta, con las aclaraciones esenciales para que tú mismo puedas llevar a cabo el estudio. Si tenemos la sospecha de que la terraza es la causante de las filtraciones al interior de nuestra vivienda, o incluso a la residencia del piso de abajo, podremos comprobarlo con un examen conocido como prueba de estanqueidad. A continuación, veremos el proceso paso por paso.
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Lo primero, el tiempo
Y por el tiempo, nos referimos a la climatología. La prueba de agua consistirá, en esencia, en llenar nuestra terraza con agua y analizar la evolución de las humedades. Por ello, debemos descartar que la aparición de humedades pueda ser debida a causas distintas de nuestra prueba. Si inundamos la terraza un día de lluvia, el resultado de la prueba podría ser estéril, ya que en caso de producirse filtraciones no podríamos distinguir si son a consecuencia del agua de la terraza o de la lluvia penetrando por otras superficies. Por tanto, punto primero: la prueba de estanqueidad debe hacerse en ausencia de lluvias.
En relación con lo anterior, lo ideal sería incluso que no hubiese llovido tampoco en días precedentes. En ocasiones, el agua puede haberse acumulado en los materiales de construcción y aflorar al interior de la vivienda a los pocos días, sin que necesariamente esté lloviendo en ese momento. Es por ello que, para descartar la influencia de este factor, las condiciones óptimas para una prueba de estanqueidad evitarán episodios de precipitaciones también en fechas anteriores al ensayo.
Cómo medir la humedad
Segundo punto importante, ¿cómo evaluar si la prueba de agua es concluyente? Pues más allá de recurrir a instrumentos de mayor o menor precisión, la clave será efectuar una toma de datos en los mismos lugares y con el mismo instrumental. Si antes de la prueba, sospechamos cuáles son los puntos interiores a la vivienda que se verán afectados por humedad, debemos documentar el estado previo y, de ser posible, medir el grado de humedad en esos puntos. De este modo, a medida que avanza la prueba podremos medir la evolución de la humedad en los mismos puntos y con el mismo aparato de medición. La comparativa entre estos datos permitirá obtener conclusiones certeras, que no se vean alteradas más que por la estanqueidad de la terraza respecto a nuestra prueba de agua.
Comprobaciones previas
Antes de iniciar el llenado de la terraza con agua, conviene descartar posibles condicionantes complementarios que podrían distorsionar nuestros resultados. Un ejemplo claro lo tenemos en el caso de los sumideros. A menudo, los puntos de desagüe de las terrazas se encuentran obturados de porquería y provocan la acumulación de aguas cuando llueve. Y nosotros para desatascarlo tendemos a apartar esa polución de cualquier manera, sin prestar atención al estado del sumidero. La consecuencia suele ser una rotura en alguna de las piezas del propio sumidero, comprometiendo la estanqueidad de todo el conjunto. Por eso, antes de inundar la terraza, se debe comprobar el estado del sumidero, idealmente mediante inspección endoscópica en todo su recorrido.
Ahora sí, inundación de la terraza
Tras obturar los aliviaderos y desagües, se procede a llenar de agua la terraza. Recalcamos la importancia de atender a la meteorología, pues en caso de que se prevean lluvias no sólo nos condicionará la validez del resultado, sino que al aumentar el nivel de agua podría sobrepasar el límite de las puertas y anegar la vivienda a ritmos acelerados. En prevención de esta circunstancia, la anulación de los sumideros podría hacerse con piezas en embudo de modo que, si el agua sobrepasa la coronación del aliviadero, desagüe sin comprometer nuestra vivienda.
En una situación ideal, el nivel de llenado de la terraza debería mantenerse durante al menos 48-72 horas continuadas, para poder obtener resultados concluyentes. El nivel de agua de la terraza debe cubrir la totalidad de su superficie en planta, ascendiendo también a nivel vertical en todas las paredes del perímetro. Esta es la única forma de ensayar de forma completa la impermeabilización bajo la plaqueta.
El resultado final
Una vez llenada la terraza con agua, pueden darse dos casos. El primero y más intuitivo, es la aparición de goteras y humedades sin esperar al plazo estimado para vaciar la terraza. A priori, podríamos pensar que este resultado es el más desfavorable pero, en realidad, si ya éramos conscientes de que había un problema, esto es lo mejor que puede pasarnos: conocer fehacientemente que la causa es la deficiente impermeabilización de la terraza.
Peor es cuando se da el segundo caso. Una vez vencidas las 48-72 horas e, incluso también durante esos dos-tres días de prueba, iremos evaluando el estado de los mismos puntos en que registramos las humedades con carácter previo. La aparición de nuevos síntomas de filtraciones arrojará también un resultado positivo: la terraza estaría filtrando. Mejor todavía si tenemos nuestro propio higrómetro, reflejando índices de humedad superiores a los inicialmente recabados. Pero este sigue siendo el primer caso. El segundo caso será, en realidad, el que no refleja ningún avance ni nuevo signo de humedades, denotando que el resultado de la prueba es negativo. Sin duda, un escenario mucho más frustrante: la terraza no filtra y debemos seguir buscando en otro sitio la causa de nuestra humedad.
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