Con la llegada del invierno en muchos edificios vuelven a aparecer humedades en los garajes y trasteros. Además, en muchos de estos casos, los garajes están completamente soterrados (es decir, a una altura inferior con respecto al nivel de la calle).
La humedad en el garaje es una de las lesiones más comunes en muchos edificios, ya que suelen ser una superficie en contacto directo con el terreno.
Muchas veces, en la fase de construcción no se presta demasiada atención a la protección de los muros de estos sótanos, seguramente porque se trata de zonas no habitables. En cambio, la experiencia nos dice que, sobre todo en las zonas más débiles como juntas de hormigonado o pasatubos, es donde estadísticamente se producen más filtraciones de agua.
En muchas ocasiones vemos manchas “blanquecinas” en los muros de hormigón, o incluso una filtración de agua con un color entre “blanca y amarilla”, este color y estas manchas son producidas por las sales minerales del terreno. Cuando el agua circula bajo tierra las sales minerales del terreno se van diluyendo en el agua y, cuando posteriormente el agua filtra a través de los muros lo hace transportando esas sales disueltas. Una vez producida la filtración del agua que acarrea sales, se acaba produciendo el secado de esa agua y las sales cristalizan en la superficie (de ahí el porqué de las manchas amarillentas).
Además la mayoría de instalaciones de agua, saneamiento, arquetas, pozos, etc., que están situadas en los garajes, son elementos de riesgo de cara a posibles filtraciones.
La humedad en el garaje que proviene del terreno puede tener dos orígenes: filtraciones o capilaridad, y el avance se producirá en cualquier caso a través de los muros y suelos en contacto con terrenos húmedos (bien en su base, bien en su trasdós).
Una de las mejores explicaciones al respecto, la encontraréis en la web de RT Arquitectura, a la que podéis acceder pinchando aquí.
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