Retomamos el hilo de artículos sobre causas de deterioro de fachadas, con las afecciones generadas por la inadecuada expansión del mortero. Al igual que en el caso de las patologías por expansión hídrica, esta es otra problemática también propia del proceso constructivo. Pese a ello, siempre encontraremos actuaciones encaminadas a solventar estos problemas, para lo cual, resulta indispensable conocer su naturaleza.
Qué es el fraguado del mortero
El fraguado es el proceso por el cual el mortero se va endureciendo, perdiendo su plasticidad. El tiempo de fraguado del mortero va a depender de muchos factores interrelacionados, como el tipo de cemento, la humedad relativa, la temperatura del ambiente… todos ellos influirán en el proceso de endurecimiento, existiendo además una serie de productos especialmente diseñados para controlar este endurecimiento: son los llamados aditivos (productos que se adicionan durante la mezcla, como por ejemplo retardantes o acelerantes del tiempo de fraguado).
Durante el proceso de fraguado se realiza el curado del mortero. El curado es el proceso por el cual se trata de mantener el hormigón o el mortero a una temperatura y humedad adecuadas para asegurar su correcta hidratación y endurecimiento. Lo que buscamos es que vayan perdiendo la humedad de forma progresiva hasta su endurecimiento. Uno de los métodos más utilizados es mediante riego con agua, que evita tanto la rápida evaporación del agua contenida en la masa como que el ladrillo absorba el agua de la masa.
Cuando el curado es deficiente, se modifica el tiempo de fraguado y esto puede tener consecuencias negativas, entre ellas, la expansión del mortero.
La expansión del mortero
Cuando la expansión del mortero se produce demasiado pronto obtendremos una masa fraguada y endurecida en cuyo interior todavía se esté produciendo el fraguado. En definitiva, el fraguado seguirá avanzando dentro de una coraza rígida que se lo impide. La consecuencia final serán unas tensiones internas debidas a la expansión del mortero que darán lugar a rupturas en la superficie.
En ocasiones la calidad del mortero empleado no es la adecuada, ya sea por defecto del producto utilizado en grandes lotes o por envejecimiento inadecuado, cuando empleamos restos de materiales que en su día fueron aptos, para efectuar alguna amasada aislada. Existen otro tipos de factores que pueden dar lugar a la expansión del mortero, como pueden ser las heladas y los cambios bruscos de temperatura, que ocasionan contracciones y dilataciones en los materiales de construcción.
Consecuencias
La consecuencia final es la rotura del material en su configuración definitiva, que puede presentarse de dos modos. La rotura más habitual es la de las piezas de la propia fachada, ya que el mortero ejerce una fuerte presión sobre este elemento que, suele ser más débil que el mortero. En caso contrario, será el mortero el que se fisure y rompa, generando grietas entre las piezas de la fachada.
Deja una respuesta