Una de las consecuencias más indeseables de la humedad es su afección a las prendas de ropa. En viviendas con un exceso de humedad interior, aparte del mal olor característico es relativamente habitual que la ropa se llene de manchitas de color blanco, incluso coja pelusilla o se vaya decolorando. Las prendas de ante, de cuero o de piel suelen ser las primeras en evidenciar un problema. El resto, es sólo cuestión de tiempo, y el culpable de este fenómeno es la humedad.
Estamos ante un problema de humedad por condensación. En el caso de la ropa, podríamos encontrarnos (generalizando) ante uno de los dos siguientes casos:
Defecto de aislamiento en el armario
Se da en armarios empotrados o arrimados contra paredes exteriores de la vivienda, lo que genera una temperatura muy fría en el fondo de armario, que favorece las humedades por condensación. En estos casos, la humedad relativa del aire no tiene porqué ser especialmente elevada, sino que es la baja temperatura del armario la que condiciona la aparición de humedad.
La solución en estos casos pasaría por reforzar el aislamiento térmico de esta pared. Dependiendo del tipo de construcción, podríamos optar por un aislamiento mediante trasdosado interior, por un aislamiento en la cámara de aire, o por un aislamiento por el exterior. El coste de cada una de estas alternativas podría desaconsejar su ejecución, por lo que como medida paliativa siempre podremos probar a separar unos centímetros el armario de la pared (en casos de armarios no empotrados) o forrar el armario con algún material de baja conductividad térmica. El objetivo en ambos casos será el mismo: evitar la transmisión de temperatura por contacto directo con la pared exterior.
Exceso de humedad interior
En estos casos el origen se halla en un aire demasiado viciado por falta de ventilación, lo que afectará no sólo a la ropa, sino a muchas otras superficies de la habitación. Junto con los problemas en la ropa, el armario y el calzado, es típica la aparición de moho en lugares de difícil ventilación, como los canapés de las camas o las partes traseras de las mesillas de noche. A menor ventilación, mayor manifestación de la humedad.
La solución en estos casos pasa por favorecer la ventilación interior de la estancia. En la medida en que seamos capaces de generar corrientes de aire, por ejemplo mediante la abertura combinada de puertas y ventanas, estaremos minimizando el problema. Como medida paliativa, siempre podremos mantener las puertas y cajones del armario abiertas, para favorecer también su ventilación interior. Incluso llegado el caso, abrir un par de agujeros en la parte superior del armario o en otras zonas no visibles, (en armarios empotrados, podríamos hacer la abertura en el frente y luego ocultarla con una rejilla).
El objetivo es renovar el aire para evitar la condensación del exceso de vapor de agua. Si la humedad fuese extensiva a paredes, ventanas u otras superficies, cabría plantearse la necesidad de recurrir a dispositivos de ventilación externos, existiendo múltiples alternativas en función de las necesidades.
Erradicar la humedad de una vivienda es, en realidad, un proceso más complejo de lo que cabría imaginar. Hoy hemos tratado de sentar las bases para que cada uno en su hogar pueda comprender a qué se debe y cómo tratar de solucionarlo, pero si ves que los pequeños trucos caseros como deshumidificadores, bolsitas de arroz o bolas antihumedad no logran acabar con las humedades, recuerda que siempre tienes la opción de contactar con profesionales.
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