¿Cómo hacer una prueba de agua sobre tu ventana para saber si es la causa de la humedad por filtración de tu vivienda? Esa es la pregunta que pretendemos responder en el artículo de hoy, al hilo de otras dos cuestiones anteriores que también pueden serte de utilidad:
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El clima favorable
Lo primero e indispensable, contar con una meteorología favorable. Debemos esperar a que transcurran suficientes fechas sin lluvias. De este modo, cuando nosotros vayamos a regar la ventana, sabremos que el único agua susceptible de asomar al otro lado es la de nuestra prueba. Cuanto más tiempo haya pasado desde la última precipitación, mejor. El agua es muy caprichosa y podría quedar acumulada en pequeños recovecos antes de dejarse ver, lo que comprometería el resultado de nuestra prueba.
Superficies contiguas
Todo menos la ventana. Si pretendemos validar la estanqueidad de nuestra ventana, antes debemos cerciorarnos de que el resto de superficies que se puedan mojar no son las causantes de nuestra humedad por filtración. Para ello, bastará con recubrir todo el hueco mediante cualquier lámina bien sellada en su perímetro, que proteja la superficie de la cual realmente sospechamos.
Una vez aislada la ventana, iniciaremos la prueba de las superficies contiguas mediante un riego por aspersión. Idealmente, comenzaremos por la superficie de fachada bajo la ventana y comprobando que dentro no se sucedan las filtraciones. A continuación, haremos lo propio a izquierda y derecha. En caso de que la humedad siga sin aflorar, terminaremos por la franja superior de la ventana.
Este orden secuencial permitirá comprobar que las filtraciones, en caso de aparecer, se correspondan con la fachada realmente ensayada. Ojo con esto, porque si siguiéramos un orden inverso, por ejemplo empezando por arriba y siguiendo por abajo, en nuestra primera prueba ya entrarían en contacto con el agua varias superficies a la vez, lo que nos impediría sacar conclusiones. El orden debe ser aquel que nos permita sumar una única superficie de cada vez respecto a la prueba precedente. De este modo, si antes no filtró y ahora sí lo hace, será imputable a la nueva superficie ensayada.
Riego por aspersión sobre la carpintería
O lo que es lo mismo, ha llegado el turno de mojar la ventana. Bajo la misma lógica secuencial, de nuevo efectuaremos el regado con agua ascendiendo en altura poco a poco. Conviene otorgar un tiempo suficiente al regado en cada parte de la ventana, que permita a la humedad asomar en caso de existir una insuficiente estanqueidad. Primero por los vierteaguas, avanzando por los perfiles y, en caso necesario, cubriendo la totalidad de la ventana.
En cuanto veamos asomar el agua podremos detener la prueba, pero ojo, eso sólo significa que hemos localizado un punto de entrada de humedad, no descarta que el resto de superficies pendientes sean o no estancas.
Medios auxiliares de elevación
Por último, cabe aclarar que si tenemos que hacer la prueba sobre varias ventanas, la lógica de nuevo nos dicta que lo hagamos en sentido ascendente. Del mismo modo que para ensayar las distintas partes de una ventana comenzábamos por abajo e íbamos subiendo, a la hora de probar varias ventanas también empezaremos por la de menor altura para que, al empapar la ventana superior, no nos importe que el agua corra por las de abajo previamente ensayadas.
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